14.3.11

Las mejores bicilíndricas BoTT (2ª parte)











(> continuación) Hubo cientos de creaciones peculiares, muchas pajas mentales increíbles y verdaderas obras de arte... pero las más importantes fueron estas:

Ducati 900 SS
Jimmy Adamo pilotó las Ducati preparadas por Reno Leoni durante toda la década de los ‘80. Las primeras 900 SS no tenían rival y con ellas logró los títulos nacionales de 1981, 82 y 83. Aquella SS cubicaba 950 cc, pesaba 145 kg y rendía 110 CV a 8.500 rpm con carburadores Malossi de 41,5 mm. Llegaba a los 251 km/h en el peralte de Daytona.

BMW R90 Daytona
John Long
y su BMW del importador San Jose ganaron alguna categoría inferior, mientras que Dave Emde logró incluso batir a alguna Ducati a pesar de la inferioridad mecánica de la moto alemana: 95 CV a 8.500 rpm, cardan y 156 kg. Su suspensión delantera antihundimiento llamó mucho la atención. ¿Te suena el Telelever?

H-D “Martillo de Lucifer”
Jay Springsteen y Gene Church (campeón en 1984, 85 y 86) dominaron con mano de hierro las BoTT durante tres años frente a las máquinas italianas, paseando con orgullo la bandera Yankee en su tierra. Esta bestia era un popurrí de componentes desarrollados en dirt-track: chasis, motor de carrera larga XR 750 con distribución por varillas, 106 CV a 7.500 rpm, etc. El pique con Ducati fue salvaje.
La evolución posterior contó con un chasis tubular artesanal, monoamortiguador trasero y motor de XR 1000.

Laverda 500 Montjuic
La Laverda de Maurice Ogier fue la bicilíndrica de menor cilindrada en ganar una carrera de BoTT gracias a su ligereza (132 kg) y eficaz aerodinámica. El motor cubicaba 579 cc, proporcionaba 74 CV a 9.800 rpm, equipaba carburatas Dell’Orto de 38 mm y depósito de combustible bajo el asiento. Alan Cathcart ganó con ella en Daytona ’84.

Ducati 851
La victoria en Daytona ’87 con el excampeón del mundo de 500 Marco Lucchinelli significó un punto de inflexión en esta categoría y en la historia de Ducati. Fue la primera Duke en equipar un motor de 8 válvulas e inyección, rendía 120 CV a 11.000 rpm y llegaba a 265 km/h. Desde entonces, todas las superbikes de la marca han seguido esa configuración.

Guzzi Le Mans 1000
Campeona nacional en 1987, la super-Guzzi de John Wittner (más conocido como Dr. John -era dentista-) pilotada por Doug Braunecken adelantó lo que la marca italiana vendería en las tiendas pocos años después: las primeras culatas de 4 válvulas y correa dentada. La Guzzi cubicaba 999 cc, llegaba a 115 CV a 9.300 rpm y alcanzaba los 267 km/h.

Honda RS750 Commonwealth
Fue la única moto japonesa en ganar el campeonato. Lo consiguió en 1989 con Randy Renfrow a los mandos: motor RS 750 de dirt-track con 8 válvulas (base Transalp), carburadores Mikuni Flatside de 41 mm, suspensiones de 500 GP, culatas artesanales específicas, 857 cc, 100 CV a 9.400 rpm y 155 kg.

Quantel-Cosworth
Este artilugio británico fue desarrollado por Bob Graves sobre la base del bicilíndrico paralelo creado originalmente por la firma de motores de Fórmula 1 para el proyecto Norton Challenge de finales de los ’70. Roger Marshall venció con ella en Daytona ’88: 823 cc, 120 CV a 10.000 rpm, inyección electrónica, agua, 8 válvulas, motor autoportante... Lo malo es que pesaba 173 kg, pero en el peralte volaba a 280 km/h.

BMW R100 Fujii
El auge Twin en Japón hizo que el equipo de Yoshimori Fujii (un vendedor de coches BMW) viajara a Daytona. Sobre un motor de R100 desarrollaron una máquina de 98 CV a 8.300 rpm , con carburadores Keihin de 39 mm, dos válvulas por cilindro, chasis Beater, basculante de aluminio y Paralever. Con sus 160 kg alcanzaba los 250 km/h.

Britten V-1000
Mi favorita. Una de las mejores motos de carreras de la historia se adelantó 20 años a su época. La última evolución del genio neocelandés John Britten ganó en Daytona ’94 con Andrew Stroud machacando a las Ducati 926 oficiales de Ferracci: motor autoportante (no hay chasis) en V a 60º, inyección electrónica, suspensión delantera por paralelogramo, radiador bajo el asiento, 138 kg, 170 CV a 9.700 rpm, 303 km/h...

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